#06 Roturas de 2021
Y aún estando todos un poco así, rotos y desesperanzados, muy en el fondo, no lo estamos tanto.
Este ha sido un año en el que me he roto (y me han roto) varias veces y de distintas formas. Con cada una de esas roturas no he vuelto a ser la misma, como creo que ocurre siempre. Tampoco sé si ahora soy mejor, aunque ciertamente sí creo que la mayoría de rupturas y roturas sirven para eso, hacernos algo mejores. “Rompes para volver a construir”, escuchar hablar de esto a Leiva y a los entrevistadores de esta charla fue un momento de asentir constantemente con la cabeza a todo lo que se habla allí.
“Lo importante de la herida es la cicatriz.”
2021 ha estado lleno de contradicciones. Empezando por la pandemia, que continúa casi más viva que nunca. Con una “nueva normalidad” donde lo normal es tener ansiedad, fatiga, hastío y cansancio del mismo tema y todo lo que trae con ella.
Este año me he convertido en una persona aún más nostálgica de 2019, y a la vez conformada con lo que nos está tocando vivir. Y a veces me pongo triste, así de la nada, porque siento que me estoy perdiendo cosas, experiencias que debería estar viviendo y personas que debería estar conociendo. Conciertos donde debería estar saltando o chupitos que debería estar bebiendo en cualquier bar de cualquier parte del mundo.
Y aún estando todos un poco así, rotos y desesperanzados, muy en el fondo, no lo estamos tanto. Lo hemos estado, y nos quedan las roturas, pero tenemos tantas ganas de seguir haciendo que nos pasen cosas que -tal y como hacen con el kintsugi- nos repararemos las piezas rotas y nos volveremos a construir. Y así lo haremos siempre.
Para mi, este año ha consistido en una ansiedad constante los 6 primeros meses, intentando no perder a alguien que realmente no quería quedarse, y los otros 6 cogiendo aire y prestando atención a esos cachitos que tenía rotos y que he tenido que volver a pegar.
He experimentado más que nunca el sentimiento contradictorio de estar muy triste y reírme a carcajadas. Y cuando eso ocurre te das cuenta que lo segundo anula un poco a lo primero. Eso no hubiese ocurrido jamás si no hubiese tenido los amigos y amigas que tengo, que me han hecho reírme así, con tantas ganas y bajo todo pronóstico. Ha sido el verano más mágico y reparador que he tenido nunca. Así que este 2021 me he reafirmado en la suerte que tengo de tener a personas así conmigo.
Sólo espero que 2022 nos trate un poco mejor a todxs.
Y justamente mientras escribo esto encerrada en la habitación (y positiva en covid, como todxs ahora) me entero que ha muerto Joan Didion y siento mucha pena. Escribía demasiado bonito. Lo bonito (y duro) que puede llegar a ser hablar del dolor de la manera que lo hacía ella. Decía que le gustaba experimentarlo para saber dónde se encontraba y transitarlo mejor❤️🩹
Lo nuevo de Vivian Gornick. Cuentas perdientes💘
“Por mucho que se esfuerce, (…) una mujer siempre estará dividida entre el anhelo de independencia y el anhelo aún mayor de pasión.”
Cómo de bonito tiene que ser que alguien te escriba una canción como esta, eh:
La nueva temporada de Sexo en Nueva York. Me está pareciendo magnífica lo bien traída a la actualidad que está, cómo trata el duelo y el paso del tiempo❤️🩹
La última newsletter de Leticia.
Este ensayo de Didion sobre el amor propio, algo que deberíamos leer religiosamente cuando nos sentimos perdidos.
“Vivir sin amor propio es pasarte la noche en vela, sin que te puedan ayudar ni la leche caliente ni el fenobarbital ni la mano que descansa sobre la colcha, contando tus pecados por acción y por omisión, las confianzas traicionadas, las promesas sutilmente rotas y los dones irrevocablemente desperdiciados por pereza o cobardía o dejadez. Por mucho que lo pospongamos, al final siempre acabamos acostados solos en esa cama notoriamente incómoda, la que nos hemos hecho nosotros mismos. El que durmamos o no en ella depende, por supuesto, de si tenemos amor propio o no.”
Una vez más, gracias por leerme y ✨FELIZ AÑO✨